Bajo el cielo de Rivera, donde el sol besa la tierra, se despierta la mañana, con un canto de esperanza. Las estrellas se despiden, mientras el día ya se anuncia, y el río, con su corriente, lleva sueños a la distancia. En las calles de Rivera, hay historias que se cuentan, de amores y de leyendas, de pasiones y de guerras. Cada esquina tiene un eco, cada paso una promesa, y en el aire se respira, la dulzura de la siesta. La tarde cae serena, con sus tonos de nostalgia, y el cielo se viste de oro, en un espectáculo sin tasa. Los pájaros vuelan libres, en un baile que no pasa, y el viento trae melodías, de una guitarra que habla. Cuando llega la noche, y las luces se enciendan, Rivera se transforma, en un lienzo de estrellas. La luna, alta y brillante, es la reina que destella, y bajo su suave luz, la ciudad entera sueña. Así es Rivera, tierra de encanto y poesía, donde cada día es un verso, y la vida una melodía. Donde el corazón se llena, de alegría y armonía, y el alma se inspira, en...